Vor einem Monat ist es wieder einmal passiert. Die Sonne stand direkt ueber dem Aequator, was zu einer Tag-Nacht-Gleiche (Equinox) fuehrte und fuer die noerdliche Halbkugel den Herbstbeginn bedeutete. Seither muessen die Eisbaeren der Arktis mit immer weniger Sonnenlicht auskommen und legen sich daher lieber gleich zum Winterschlaf hin.
Ich fuehle weder die Sonne schwinden, noch fuehle ich mich wie ein Eiswuestenbewohner, das Schlafbeduerfnis teile ich jedoch mit den Zotteltieren. Wie die Sonne den Erdenaequator, so habe ich den Aequator meines Aufenthaltes in der pakistanisch-indischen Wuestenregion (Cholistan) ueberschritten. Die Dauer meines Wirkens hier wird zusehens kuerzer, aehnlich den Sonnenstunden auf der noerdlichen Halbkugel.
Die metaphorische Vergleichsweise meines Aufenthaltes mit dem Gang der Sonne lag deshalb fuer mich nahe, weil ich in den letzten Monaten dem solaren Einfluss so stark ausgesetzt war, wie nie zuvor in meinem Leben. Ich kann nun nachvollziehen, dass es Menschen gibt, die unter einem „tollen Wetter“ einen wolkenbedeckten oder Regentag verstehen.
Ich weiss nicht, wann der letzte Blog von mir ueberhaupt geschrieben wurde – ich bemerke nur dass die Zeit sehr schnell verfliegt, wenn man irrsinnig viele Dinge in ihr erledigen will, und dass es zum Schreiben immer auch einer Menge Energie bedarf – die nicht immer zur Verfuegung steht. Ich weiss es zu schaetzen, dass mich keiner gedraengt hat in dieser arbeitsamen Zeit weiterhin monatlich einen Text zu verfassen. Es haette aber vielleicht dazu beigetragen, mich anzuspornen.
Was ist denn nun eigentlich passiert seit dem letzten Blog?
Ich war zweimal in der Wueste, deren Sandduenen sich nur rund 25 km oestlich von meiner Haustuere ausdehnen. Es ist eine Wueste aus Bueschen, Gestruepp und hellem Sand. Eine Wueste eben. Das schoene ist die Stille, die in ihr herrscht. Und die Intensivierung der Farben bei Sonnenuntergang. Die Ausfluege mit Kollegen stellen die seltene und einzige Abwechslung zum staendigen Wechsel zwischen Buero und Wohnung dar.
Es ist noch etwas frueh um ein Fazit meiner Zeit in Pakistan zu ziehen. Es ist jedoch zweifellos beruflich wie auch persoenlich eine lehrreiche Zeit gewesen. Ich habe Erkenntnisse ueber die Arbeit in Hilfsorganisationen gewonnen, ueber meine eigenen Faehigkeiten und ueber Entbehrungen. Ich bin schon seit langem ein Freund der Philosophie, wonach jede Erfahrung auch eine gute Erfahrung ist. Weil sie uns reifer macht und damit weiter bringt.
Vielleicht bis bald! M
Sonntag, 23. Oktober 2011
Equinox
Hace un mes que pasó otra vez. El sol pasó por encima del ecuador y causó que el día y la noche fueron iguales de largo. A ese acontecimiento le llaman equinoccio. Hay dos en cada año – esa fue la autumnal para el hemisferio del norte. Desde entonces los osos polares tienen que conformarse cada vez con menos luz. Eso los lleva a invernar.
Personalmente no siento que el sol se esté retirando con mucha fuerza y tampoco me siento como un habitante del desierto glacial. Sin embrago noto que los días se hacen más cortos gradualmente. Las ganas de dormir sí las tenemos en común, los osos y yo. Como el sol ha ultrapasado el ecuador terrestre también yo he pasado el ecuador de la estancia en la región fronteriza desértica hindu-pakistana llamada Cholistan. La duración de mi labor se está haciendo cada vez más corta – parecido a las horas de luz en el hemisferio del norte.
La comparación metafórica de mi estancia con el trascurso del sol me parecía graciosa porque en mi vida he experimentado un calor y una exposición igual al sol que durante los últimos meses. Ahora puedo comprender que hay personas para las que un día “esplendido” es un día con nubes y/o con lluvia.
No me acuerdo cuándo he escrito el último blog. Solo me doy cuenta que el tiempo está pasando de prisa cuando uno tiene que cumplir muchas tareas en un tiempo limitado. Resulta que para escribir un blog se necesita energía que muchas veces no queda al final del día. Se lo agradezco que no me instaron a redactar un texto mensualmente. Puede que me hubiera animado.
Qué ha acontecido desde el último blog?
He estado en el desierto dos veces. Las dunas me quedan a 25 km de la casa. El desierto aquí se compone de arbustos y de arena amarilla. Tal como la idea de un desierto. Lo más bonito para mi es el silencio que domina ese lugar. Además los colores que se ponen más intensos en el atardecer. Esas excursiones son las únicas distracciones del cambio cotidiano de casa-oficina-casa.
Todavía es temprano para sacar conclusiones del tiempo que pasé en el Pakistán. Sin embrago ha sido un tiempo en el que aprendí mucho con respecto tanto a la vida profesional como personal. Ya he comprendido algo del trabajo de una ONG. También tengo una comprensión más profunda ahora de mis propias habilidades. Entre ellos el reto de la soledad y de la carencia. Sigo la filosofía según la cual cada experiencia es también una buena experiencia. Ya que nos madura y nos lleva adelante.
Ojalá hasta pronto! M
Personalmente no siento que el sol se esté retirando con mucha fuerza y tampoco me siento como un habitante del desierto glacial. Sin embrago noto que los días se hacen más cortos gradualmente. Las ganas de dormir sí las tenemos en común, los osos y yo. Como el sol ha ultrapasado el ecuador terrestre también yo he pasado el ecuador de la estancia en la región fronteriza desértica hindu-pakistana llamada Cholistan. La duración de mi labor se está haciendo cada vez más corta – parecido a las horas de luz en el hemisferio del norte.
La comparación metafórica de mi estancia con el trascurso del sol me parecía graciosa porque en mi vida he experimentado un calor y una exposición igual al sol que durante los últimos meses. Ahora puedo comprender que hay personas para las que un día “esplendido” es un día con nubes y/o con lluvia.
No me acuerdo cuándo he escrito el último blog. Solo me doy cuenta que el tiempo está pasando de prisa cuando uno tiene que cumplir muchas tareas en un tiempo limitado. Resulta que para escribir un blog se necesita energía que muchas veces no queda al final del día. Se lo agradezco que no me instaron a redactar un texto mensualmente. Puede que me hubiera animado.
Qué ha acontecido desde el último blog?
He estado en el desierto dos veces. Las dunas me quedan a 25 km de la casa. El desierto aquí se compone de arbustos y de arena amarilla. Tal como la idea de un desierto. Lo más bonito para mi es el silencio que domina ese lugar. Además los colores que se ponen más intensos en el atardecer. Esas excursiones son las únicas distracciones del cambio cotidiano de casa-oficina-casa.
Todavía es temprano para sacar conclusiones del tiempo que pasé en el Pakistán. Sin embrago ha sido un tiempo en el que aprendí mucho con respecto tanto a la vida profesional como personal. Ya he comprendido algo del trabajo de una ONG. También tengo una comprensión más profunda ahora de mis propias habilidades. Entre ellos el reto de la soledad y de la carencia. Sigo la filosofía según la cual cada experiencia es también una buena experiencia. Ya que nos madura y nos lleva adelante.
Ojalá hasta pronto! M
Equinox
Roughly a month ago it happened again. The sun passed over the equator in its yearly transit between the tropics and caused the day to be as long as the night, called equinox. For the northern hemisphere that was once again the starting point of autumn. High up in the polar circle the polar bear is deprived of daylight and goes into hibernation.
I cannot really say that the sun is vanishing from my sight and I also don’t feel like an inhabitant of the polar circle. However, lately I share the desire to hibernate with the polar bear. Similar to the sun that has passed the earthly equator; I have passed the timely equator of my stay in the indian-paquistani border region, a desert called Cholistan. The time of my contribution is running increasingly shorter, likewise the daylight in the northern hemisphere.
The metaphoric comparison between the course of the sun and my stay in Pakistan is maybe due to all the sun I have experienced in this place throughout this summer. My whole life I have liked the sun and the warmth but this last summer was a borderline experience in this respect. I can now completely understand that there are people in the world who talk of „beautiful weather“ when the day is overcast with no sun to be seen or when it is raining.
Honestly, I cannot remember when it was that I wrote the last blog. But I do know that the time flies by when we have got to accomplish a lot of things. Writing a blog is always time and energy consuming. That again was rarely spare in the last months. I appreciate none of you tried to push me – although sometimes everybody needs a little push.
What did actually happen since the last blog?
I have been to the desert twice. That is from my private perspective the most remarkable event. The dunes are only some 25 km to the east from where I am living. It is a desert of bushes, herbs and yellow sand. Most impressive to me is the silence you can observe there. The change of colors at the time of sunset is about as impressive – a shift from pale colors and dazzling brightness to a honey-like coloring and a quickly ceasing of illumination.
The excursions to the desert with my colleagues are a welcome change to the daily routine and a coping strategy as well.
It is too early really to reminisce and draw conclusions. However, I can already point out that the time in Pakistan has been an instructive experience – professionally and privately. I gained experiences and insights of the work of NGOs in this sector in general. I learnt a lot about my own abilities and talents – and about scarcity and deprivation. I am of the opinion that every experience has the potential to being a good experience. Because it teaches you a lesson, that matures you and helps you to move forward in your life.
Till soon! M
I cannot really say that the sun is vanishing from my sight and I also don’t feel like an inhabitant of the polar circle. However, lately I share the desire to hibernate with the polar bear. Similar to the sun that has passed the earthly equator; I have passed the timely equator of my stay in the indian-paquistani border region, a desert called Cholistan. The time of my contribution is running increasingly shorter, likewise the daylight in the northern hemisphere.
The metaphoric comparison between the course of the sun and my stay in Pakistan is maybe due to all the sun I have experienced in this place throughout this summer. My whole life I have liked the sun and the warmth but this last summer was a borderline experience in this respect. I can now completely understand that there are people in the world who talk of „beautiful weather“ when the day is overcast with no sun to be seen or when it is raining.
Honestly, I cannot remember when it was that I wrote the last blog. But I do know that the time flies by when we have got to accomplish a lot of things. Writing a blog is always time and energy consuming. That again was rarely spare in the last months. I appreciate none of you tried to push me – although sometimes everybody needs a little push.
What did actually happen since the last blog?
I have been to the desert twice. That is from my private perspective the most remarkable event. The dunes are only some 25 km to the east from where I am living. It is a desert of bushes, herbs and yellow sand. Most impressive to me is the silence you can observe there. The change of colors at the time of sunset is about as impressive – a shift from pale colors and dazzling brightness to a honey-like coloring and a quickly ceasing of illumination.
The excursions to the desert with my colleagues are a welcome change to the daily routine and a coping strategy as well.
It is too early really to reminisce and draw conclusions. However, I can already point out that the time in Pakistan has been an instructive experience – professionally and privately. I gained experiences and insights of the work of NGOs in this sector in general. I learnt a lot about my own abilities and talents – and about scarcity and deprivation. I am of the opinion that every experience has the potential to being a good experience. Because it teaches you a lesson, that matures you and helps you to move forward in your life.
Till soon! M
Sonntag, 26. Juni 2011
Im eigenen Saft
Hier im südlichen Punjab kennt man (noch?) nicht den Luxus von Supermärkten, die das ganze Jahr über Gemüse und Obst aller Art anbieten. Hier kam noch niemand auf die Idee dem Kunden auch im Winter Erdbeeren oder in der Trockenzeit Mangos aus anderen Teilen der Welt oder aus Lagerhallen anzubieten. Was zurzeit auf den Strassen von Rahim Yar Khan (RYK) von Eselskarren verkauft wird, sind die Obst- und Gemüsesorten, die man jetzt hier ernten kann bzw. die aus der klimatisch im Vorsprung befindlichen Nachbarprovinz Sindh hierher gebracht wurden. Für einen Vegi wie mich setzt sich der Speiseplan dieser Tage aus einer Kürbissorte, Gurken, Tomaten und Melonen zusammen. Dazu gibt es endlose Varietäten von Linsen und anderen Hülsenfrüchten.
In Sachen Speiseplan muss ich hier in Pakistan also herunterkochen. War der Schritt von Deutschland nach Pakistan zunächst nur ein kleiner Abstrich von Ess- und Trinkgewohnheiten, so ist der Schritt in den Punjab doch merklich größer. Das fällt mir vor allem dieser Tage auf, da ich wieder in Islamabad zum Einsatz komme. Hier in Islamabad gibt es praktisch wieder alle Waren. Nicht dass ich so viel brächte, es ist vielmehr dieses beruhigende Gefühl die Möglichkeit zu haben dies oder jenes jetzt besorgen zu können. Das ist Konsumdenken, ich weiß, aber Entbehrung und Überfluss wechseln sich ab. Ich lebe und erlebe eben beides in vollen Zügen.
Für ein Intermezzo bin ich in der pakistanischen Hauptstadt und genieße die Dinge, die im südlichen Punjab praktisch fehlen. Kulinarisches aber vor allem Soziales finde ich hier wieder. Ich hatte fast vergessen, wie schön und entspannend es sein kann sich mit Freunden am Wochenende zu treffen um auszugehen oder gemeinsam Fussball zu spielen. Letzteres hat mit echter Anstrengung zu tun und Muskelkater. Untrainiert über den Platz zu rennen hatte bei mir einen tagelangen Muskelkater zur Folge. Bei geradezu tropischen Klimaverhältnissen läuft der Schweiß auch ohne Fußball. Das Gefühl sich in einem Mannschaftssport verausgabt zu haben, entlohnt aber für die Anstrengung.
Was das Sozialleben an den Wochenenden angeht so muss ich sagen, fühle ich mich häufig an meine Zeit als Erasmus-Student erinnert. Jedes Wochenende hat man Programm und wo man auch hin geht, trifft man bekannte Gesichter. Ich bin mir sicher viele aus der Expat-Gemeinde (sprich Ausländer wie ich) waren in ihrer Studienzeit tatsächlich in einem Erasmus Austauschprogramm. Diese Hypothese muss ich allerdings erst noch prüfen.
Der Gedanke an meine Einsatzort RYK löst meine Gedanken von ISB und den Vorteilen dieses Standorts. Die Trockenzeit ist in vollem Gange und die Temperaturen sind im Aufwärtstrend. Mit gemischten Gefühlen wartet man auf den Monsun und hegt die Hoffnung es werde nicht wieder zu Überschwemmungen kommen wie im letzten Jahr. Die Zerstörungen jener Flut sind noch nicht komplett behoben, damit steigen die Bedenken hinsichtlich der bevorstehenden Regenzeit. Die vierzig Gradmarke wird täglich geknackt und in den Feldstandorten berichten die Kollegen von 50 Grad Celsius. Auch der Schlaf ist unruhig bei Zimmertemperaturen um die dreißig Grad. Man schwimmt im eigenen Saft.
In Sachen Speiseplan muss ich hier in Pakistan also herunterkochen. War der Schritt von Deutschland nach Pakistan zunächst nur ein kleiner Abstrich von Ess- und Trinkgewohnheiten, so ist der Schritt in den Punjab doch merklich größer. Das fällt mir vor allem dieser Tage auf, da ich wieder in Islamabad zum Einsatz komme. Hier in Islamabad gibt es praktisch wieder alle Waren. Nicht dass ich so viel brächte, es ist vielmehr dieses beruhigende Gefühl die Möglichkeit zu haben dies oder jenes jetzt besorgen zu können. Das ist Konsumdenken, ich weiß, aber Entbehrung und Überfluss wechseln sich ab. Ich lebe und erlebe eben beides in vollen Zügen.
Für ein Intermezzo bin ich in der pakistanischen Hauptstadt und genieße die Dinge, die im südlichen Punjab praktisch fehlen. Kulinarisches aber vor allem Soziales finde ich hier wieder. Ich hatte fast vergessen, wie schön und entspannend es sein kann sich mit Freunden am Wochenende zu treffen um auszugehen oder gemeinsam Fussball zu spielen. Letzteres hat mit echter Anstrengung zu tun und Muskelkater. Untrainiert über den Platz zu rennen hatte bei mir einen tagelangen Muskelkater zur Folge. Bei geradezu tropischen Klimaverhältnissen läuft der Schweiß auch ohne Fußball. Das Gefühl sich in einem Mannschaftssport verausgabt zu haben, entlohnt aber für die Anstrengung.
Was das Sozialleben an den Wochenenden angeht so muss ich sagen, fühle ich mich häufig an meine Zeit als Erasmus-Student erinnert. Jedes Wochenende hat man Programm und wo man auch hin geht, trifft man bekannte Gesichter. Ich bin mir sicher viele aus der Expat-Gemeinde (sprich Ausländer wie ich) waren in ihrer Studienzeit tatsächlich in einem Erasmus Austauschprogramm. Diese Hypothese muss ich allerdings erst noch prüfen.
Der Gedanke an meine Einsatzort RYK löst meine Gedanken von ISB und den Vorteilen dieses Standorts. Die Trockenzeit ist in vollem Gange und die Temperaturen sind im Aufwärtstrend. Mit gemischten Gefühlen wartet man auf den Monsun und hegt die Hoffnung es werde nicht wieder zu Überschwemmungen kommen wie im letzten Jahr. Die Zerstörungen jener Flut sind noch nicht komplett behoben, damit steigen die Bedenken hinsichtlich der bevorstehenden Regenzeit. Die vierzig Gradmarke wird täglich geknackt und in den Feldstandorten berichten die Kollegen von 50 Grad Celsius. Auch der Schlaf ist unruhig bei Zimmertemperaturen um die dreißig Grad. Man schwimmt im eigenen Saft.
En su salsa
Aquí en el sur de Punjab todavía no se conocen el lujo de los supermercados que le ofrecen al cliente todas las frutas y verduras durante todo el año. Aquí a nadie se le ocurrió venderle al cliente fresas en pleno invierno o mangos en la temporada seca traido de otras partes del mundo.Lo que se vende en estos días en las calles de Rahim Yar Khan (RYK) de carrozas de burros es lo que se cosecha ahorita. Normalmente la mercancía viene de los alrededores de RYK o del departamento vecindario Sindh que está climaticamente un poco adelante de Punjab. Para un vegitariano como yo la alimentación se compone estos días de calabaza, pepino, tomates y melón. Además hay una variedad de lentejas y otras legumbres.
En cuanto a la comida tengo que reducir las expectaciones por lo tanto. El paso de Alemania al Paquistán ha sido un paso más o menos pequeño desde un punto de vista alimenticia. Sin embargo el paso de Islamabad al Punjab ha sido bastante más grande. Me doy cuenta sobre todo ahora que estoy de vuelta en Islamabad para unas semanas. Aquí me topó con todo tipo de mercancía. No es que necesite tantísimo. Es más bien por el hecho de tener opciones. Puede parecer que está hablando una persona consumidor, pero no es así. Después de la carencia ahora noto la abundancia. Ya que no me quedaré mucho en la capital aprovecho de esta abundancia. Y lo hago con gusto.
Como he mencionado antes, estoy aquí en Islamabad solo de paso. Disfruto de las cosas que extraño en el sur de Punjab las que no sólo son culinaricas pero también sociales. Quiere decir que disfruto, gozo de poder encontrarme de nuevo con amigos y conocidos y salir de fiesta el fin de semana (que sí que hay fiestas aca). Juego al futbol, echo polvo por días después gracias a unas agujetas de los que sólo juegan muy de vez en cuando y que entonces no se quieren parar por el gusto que da. Deja fuera las condiciones climáticos. No hace falta ni una pelota para sudar como loco. Pero la sensación después del partido, el jugar en un grupo vale la pena.
En cuanto a la marcha del fin de semana tengo que decir que me recuerde el intercambio universitario Erasmus que hice hace años. Cada fin de semana hay un programa (que al fin y al cabo varió poco). Y vayas donde vayas siempre encontrarás la misma gente. Estoy curioso si habrá mucha gente aquí en la comunidad expatriada que hayan hecho un Erasmus en sus años universitarios. Diré que sí, pero esta hipótesis la hay que verificar.
Mirando adelante me desprendo de Islamabad y sus ventajas y enfoco el puesto mio en RYK. La temporada seca todavía esta durando y las temperaturas siguen creciendo. Con sentimientos ambiguos la gente está esperando el Monsun, las lluvias. Ojalá no caiga un deluvio como el año pasado cuando todo se inundó. Las destrucciones del año pasado no están enteramente arregladas todavía, y eso es lo que alimenta los reparos de la gente. A diarios se sobrepasa los cuarenta grados. En donde están las actividades de la ONG hasta los cincuenta grados celsio se han experimentados. El sueño nunca está profunda porque las paredes absorban el calor del día y lo radian durante la noche. En esas circunstancias uno está sin siempre estar: en su salsa.
En cuanto a la comida tengo que reducir las expectaciones por lo tanto. El paso de Alemania al Paquistán ha sido un paso más o menos pequeño desde un punto de vista alimenticia. Sin embargo el paso de Islamabad al Punjab ha sido bastante más grande. Me doy cuenta sobre todo ahora que estoy de vuelta en Islamabad para unas semanas. Aquí me topó con todo tipo de mercancía. No es que necesite tantísimo. Es más bien por el hecho de tener opciones. Puede parecer que está hablando una persona consumidor, pero no es así. Después de la carencia ahora noto la abundancia. Ya que no me quedaré mucho en la capital aprovecho de esta abundancia. Y lo hago con gusto.
Como he mencionado antes, estoy aquí en Islamabad solo de paso. Disfruto de las cosas que extraño en el sur de Punjab las que no sólo son culinaricas pero también sociales. Quiere decir que disfruto, gozo de poder encontrarme de nuevo con amigos y conocidos y salir de fiesta el fin de semana (que sí que hay fiestas aca). Juego al futbol, echo polvo por días después gracias a unas agujetas de los que sólo juegan muy de vez en cuando y que entonces no se quieren parar por el gusto que da. Deja fuera las condiciones climáticos. No hace falta ni una pelota para sudar como loco. Pero la sensación después del partido, el jugar en un grupo vale la pena.
En cuanto a la marcha del fin de semana tengo que decir que me recuerde el intercambio universitario Erasmus que hice hace años. Cada fin de semana hay un programa (que al fin y al cabo varió poco). Y vayas donde vayas siempre encontrarás la misma gente. Estoy curioso si habrá mucha gente aquí en la comunidad expatriada que hayan hecho un Erasmus en sus años universitarios. Diré que sí, pero esta hipótesis la hay que verificar.
Mirando adelante me desprendo de Islamabad y sus ventajas y enfoco el puesto mio en RYK. La temporada seca todavía esta durando y las temperaturas siguen creciendo. Con sentimientos ambiguos la gente está esperando el Monsun, las lluvias. Ojalá no caiga un deluvio como el año pasado cuando todo se inundó. Las destrucciones del año pasado no están enteramente arregladas todavía, y eso es lo que alimenta los reparos de la gente. A diarios se sobrepasa los cuarenta grados. En donde están las actividades de la ONG hasta los cincuenta grados celsio se han experimentados. El sueño nunca está profunda porque las paredes absorban el calor del día y lo radian durante la noche. En esas circunstancias uno está sin siempre estar: en su salsa.
In my own juice
Down in southern Punjab you do not have (yet?) the luxury of supermarkets that are selling all types of fruit and vegetables all year round. Nobody must have come up with the idea yet to offer his clients strawberries in the middle of winter and mangos in the dry season brought in from other countries just to satisfy the wishes of the consumer.
What you can find these days in the streets of Rahim Yar Khan (RYK) – sold from a donky carriage – are purely products that are harvested there now in that particular region. Or it is maybe coming up the main highway from Sindh, the next province further to the south. For a vegetarian like me the diet is composed of pumpkin, cucumber, tomatoes and melons. The proteins are coming from a grant variety of lentils and pulses.
Talking about diet I have to adapt my eating habits here in Pakistan. The step from Germany to Pakistan was rather small. The step from Islamabad to RYK was considerably bigger. I realized that now that I am back in the capital for some time. I see again any and almost every product that I can imagine. It is not that I need so many things it is rather the comforting feeling to have the possibility to get this or that product and to use this or that service. That sounds like a real consumer talking but to me it is the contrast between scarcity and abundance. I am aware and I live both of these extremes.
It is for an intermezzo that I am back in Islamabad where I make use of the things that are missing in southern Punjab. These are not only culinary but also social. I almost forgot how good it can feel to meet friends and to go out on the weekend or play football together. Though football was painful the first time I played again after I don’t know how much time. I had sour muscles for days – but I was happy. It is not necessary to play sports and sweat. In these tropical conditions sweat is omnipresent in whatever you do. It is not about the sweating – well, the exercise is good – but about the team game. This is well worth the effort.
The social live taking place on every weekend really reminds me of my time as an Erasmus exchange student. Every weekend there was a party or something happening. And wherever I went I always met the same people. I am quite sure that many of these expatriates have been doing an Erasmus when they where still at university. But this hypothesis is yet to be proven.
The thought of going back to the field location, to RYK, draws my attention away from Islamabad and the advantages of this place. The dry season is in full swing and the temperatures are rising. With mixed emotions the people are waiting for the Monsoon, hoping it will not bring as much rain as last year. The destructions caused by the floods in 2010 are not entirely repaired. Therefore concerns arise towards the upcoming rain season. The forty degree Celsius mark gets surpassed every day now. And in the field where the activities of my NGO are people report of 50+ degrees Celsius. At night sleeping is difficult due to room temperatures. The walls absorb the heat of the day and radiate it during the night, keeping a constant high in the room. Lying in bed I am floating in my own juice.
What you can find these days in the streets of Rahim Yar Khan (RYK) – sold from a donky carriage – are purely products that are harvested there now in that particular region. Or it is maybe coming up the main highway from Sindh, the next province further to the south. For a vegetarian like me the diet is composed of pumpkin, cucumber, tomatoes and melons. The proteins are coming from a grant variety of lentils and pulses.
Talking about diet I have to adapt my eating habits here in Pakistan. The step from Germany to Pakistan was rather small. The step from Islamabad to RYK was considerably bigger. I realized that now that I am back in the capital for some time. I see again any and almost every product that I can imagine. It is not that I need so many things it is rather the comforting feeling to have the possibility to get this or that product and to use this or that service. That sounds like a real consumer talking but to me it is the contrast between scarcity and abundance. I am aware and I live both of these extremes.
It is for an intermezzo that I am back in Islamabad where I make use of the things that are missing in southern Punjab. These are not only culinary but also social. I almost forgot how good it can feel to meet friends and to go out on the weekend or play football together. Though football was painful the first time I played again after I don’t know how much time. I had sour muscles for days – but I was happy. It is not necessary to play sports and sweat. In these tropical conditions sweat is omnipresent in whatever you do. It is not about the sweating – well, the exercise is good – but about the team game. This is well worth the effort.
The social live taking place on every weekend really reminds me of my time as an Erasmus exchange student. Every weekend there was a party or something happening. And wherever I went I always met the same people. I am quite sure that many of these expatriates have been doing an Erasmus when they where still at university. But this hypothesis is yet to be proven.
The thought of going back to the field location, to RYK, draws my attention away from Islamabad and the advantages of this place. The dry season is in full swing and the temperatures are rising. With mixed emotions the people are waiting for the Monsoon, hoping it will not bring as much rain as last year. The destructions caused by the floods in 2010 are not entirely repaired. Therefore concerns arise towards the upcoming rain season. The forty degree Celsius mark gets surpassed every day now. And in the field where the activities of my NGO are people report of 50+ degrees Celsius. At night sleeping is difficult due to room temperatures. The walls absorb the heat of the day and radiate it during the night, keeping a constant high in the room. Lying in bed I am floating in my own juice.
Freitag, 25. März 2011
Primavera
A la primavera le queda poquísimo tiempo aca. La estación se cambia rapidamente para el verano calorozo. La naturaleza corre prisa para aprovechar el corto tiempo, por lo tanto los árboles florecen. De repente se cambia la aparencia de las avenidas y de las colinas. Últimamente el aire huele a jasmín y el todos los rincones se ve el cáñamo. El periódico muestra a diarias en una esquina de la portada la quantidad de polen que se encuentra en el aire. De esta manera me entero que en mi barrio contaron 7.438 polen de la morera, 74 polen del pino, 88 polen de hierbas, 20 de alternaria y 25 de cannabis en cada metro cúbico de aire. Gracias a Díos esto no me afecta nada y además en mi vida he sufrido concentraciones más altas de algunas de estas hierbas.
Estamos en la temporada del año en la que me gustaría ralentizar el momento de la puesta del sol o incluso pararlo. El aire entonces es tan fresca y la luz del sol es de color de miel. Hablando de cosas dulces: falta aproximadamente un mes para comenzar la temporada del mango. Es como una estación propia en el Pakistán. Mi amigo chofer, Asif, abrió los ojos de golpe cuando le pregunté por el comienzo de la temporada del mango. Un brillo semejante en los ojos a el de Asif habré habido yo de niño al llegar las Navedades.
Otro cambio drástico se está por realizar. Me mandarán a otro sito, a la unidad administrativa más pequeña que la organización tiene. Ya había ido al valle de Swat pero esta vez no voy a ir al afortunado refugio estival sino en el desierto de Punjab. La ciudad se llama Rahim Yar Khan y he oido hablar que hace unos años ha sido el lugar más caloroso del mundo (¡). Pesquisé el la red pero no pude encontrar pruebas para estos rumores. Sin embargo dar por sudar la idea de pasar el verano en la perifería del desierto de Thar. Hace cinco años estuve en ese desierto en el otro lado de la frontera indio-paquistani. Alcancé un récord personal de calor experimentado: 50°C.
Sea como sea, el sur de Punjab tiene sus vendajas: ahí crece un montón de mangos!
Estamos en la temporada del año en la que me gustaría ralentizar el momento de la puesta del sol o incluso pararlo. El aire entonces es tan fresca y la luz del sol es de color de miel. Hablando de cosas dulces: falta aproximadamente un mes para comenzar la temporada del mango. Es como una estación propia en el Pakistán. Mi amigo chofer, Asif, abrió los ojos de golpe cuando le pregunté por el comienzo de la temporada del mango. Un brillo semejante en los ojos a el de Asif habré habido yo de niño al llegar las Navedades.
Otro cambio drástico se está por realizar. Me mandarán a otro sito, a la unidad administrativa más pequeña que la organización tiene. Ya había ido al valle de Swat pero esta vez no voy a ir al afortunado refugio estival sino en el desierto de Punjab. La ciudad se llama Rahim Yar Khan y he oido hablar que hace unos años ha sido el lugar más caloroso del mundo (¡). Pesquisé el la red pero no pude encontrar pruebas para estos rumores. Sin embargo dar por sudar la idea de pasar el verano en la perifería del desierto de Thar. Hace cinco años estuve en ese desierto en el otro lado de la frontera indio-paquistani. Alcancé un récord personal de calor experimentado: 50°C.
Sea como sea, el sur de Punjab tiene sus vendajas: ahí crece un montón de mangos!
Frühling
Der Frühling hat hier wenig Zeit sich zu entfalten. Schon sehr bald folgt ihm der Sommer mit großer Hitze. Die Natur muss sich beeilen um die Zeit zu nutzen, also treiben die Bäume schlagartig aus. Plötzlich verändert sich der Anblick von Alleen und Hügeln. Es duftet neuerdings nach Jasmin und wie Unkraut sprießt Hanf aus jeder Fuge. Die Tageszeitung zeigt diese Veränderung im Pollenbarometer an, das mich davon in Kenntnis setzt, dass in meiner Wohngegend neben 7.438 Pollen vom Maulbeerbaum, 74 Pinienpollen, 88 Gräserpollen, 20 Alternaria Pollen und 25 Cannabispollen in jedem Quadratmeter Luft befindlich sind. Gott sei Dank habe ich damit keinerlei Probleme und vermutlich war ich in meinem Leben auch schon weitaus höheren Konzentrationen des ein oder anderen Gewächs’ ausgesetzt.
Es ist die Zeit im Jahr, in der ich den Moment des Sonnenuntergangs gerne verlangsamen möchte, wenn ich ihn schon nicht anhalten kann. Die Luft ist dann so frisch und das Sonnenlicht honiglecker. Apropos Fructose: noch einen guten Monat und es ist Mangozeit. Auch eine eigene Jahreszeit in Pakistan, wie mir scheint. Mein Freund und Fahrer Asif riss die Augen weit auf, als ich ihn nach dem Start der Mangosaison fragte. Mit solch einem Leuchten in den Augen habe ich mich früher auf Weihnachten gefreut.
Ein weiterer Wechsel steht ins Haus und zwar meine Entsendung in einen unserer Feldstandorte. Der Weg führt mich jedoch nicht ins klimatisch bevorzugte Sommerressort Swat, sondern geradewegs in die Wüste Punjabs, in ein kleines Städtchen namens Rahim Yar Khan. Gerüchten zufolge holte der Ort vor einiger Zeit den Titel des heißesten Fleckens auf der Welt (!). Ich habe im Internet recherchiert, konnte das Gerücht aber nicht bestätigen. Es ist aber sinnigerweise nicht nur die Vorstellung schweißtreibend bald den Sommer in den Ausläufern der Thar-Wüste zu verbringen. Ich habe jene Wüste vor fünf Jahren schon von der anderen Seite der Grenze kennen gelernt und zwischen Bikaner und Jaiselmer den persönlichen Hitzerekord von 50 Grad Celsius aufgestellt.
Doch der Südpunjab hat auch seine Vorteile: hier wachsen Unmengen von Mangos!
Es ist die Zeit im Jahr, in der ich den Moment des Sonnenuntergangs gerne verlangsamen möchte, wenn ich ihn schon nicht anhalten kann. Die Luft ist dann so frisch und das Sonnenlicht honiglecker. Apropos Fructose: noch einen guten Monat und es ist Mangozeit. Auch eine eigene Jahreszeit in Pakistan, wie mir scheint. Mein Freund und Fahrer Asif riss die Augen weit auf, als ich ihn nach dem Start der Mangosaison fragte. Mit solch einem Leuchten in den Augen habe ich mich früher auf Weihnachten gefreut.
Ein weiterer Wechsel steht ins Haus und zwar meine Entsendung in einen unserer Feldstandorte. Der Weg führt mich jedoch nicht ins klimatisch bevorzugte Sommerressort Swat, sondern geradewegs in die Wüste Punjabs, in ein kleines Städtchen namens Rahim Yar Khan. Gerüchten zufolge holte der Ort vor einiger Zeit den Titel des heißesten Fleckens auf der Welt (!). Ich habe im Internet recherchiert, konnte das Gerücht aber nicht bestätigen. Es ist aber sinnigerweise nicht nur die Vorstellung schweißtreibend bald den Sommer in den Ausläufern der Thar-Wüste zu verbringen. Ich habe jene Wüste vor fünf Jahren schon von der anderen Seite der Grenze kennen gelernt und zwischen Bikaner und Jaiselmer den persönlichen Hitzerekord von 50 Grad Celsius aufgestellt.
Doch der Südpunjab hat auch seine Vorteile: hier wachsen Unmengen von Mangos!
Springtime
Spring has little time to unfold in this country. Soon it will be followed by summer and burning heat. Nature has to make haste in order to efficiently use the time. The trees quickly start flourishing. Suddenly the look of avenues and hills has changed. Lately I can smell jasmine in the air and in every corner I can see hemp. The newspaper informs about pollen concentrations on a daily basis. The pollen count informs me that in my neighbourhood 7,438 Paper Mulberry, 74 pine, 88 grass, 20 Alternaria and 25 Cannabis pollen are found in every cubic meter of air. Thank God I don’t have a problem with that. Besides, I am sure I have been exposed to much higher concentrations of some of the above mentioned herbs in my life.
It is the time of the year when I would like to slow the sunset down or even stop it at a certain point when the air gets fresh and sunlight casts a honey-coloured light. Talking about sweet things: a month from now the mango season will be on. It appears to be the fifth season here in Pakistan. My friend and driver, Asif, opened his eyes widely when I asked him for the start of the mango season. The glow in his eyes reminded me of a child waking up on Christmas Day (or Eid Ul Fitr in this part of the world).
A further change is about to take place. I will be deployed to one of the filed locations. This time however I won’t be going to the summer resort of the Swat valley but rather to the other side into the desert of Punjab. The town is called Rahim Yar Khan and was, according to some rumours I have heard lately when talking about the place, the hottest place on earth some years ago. I researched the internet but I couldn’t find information proving this rumour. Anyway, the image that is created by this talk gives a pretty good idea of what the summer will be like down there in the proximity of the Thar desert. I have been to this desert five years ago when I was travelling India. Between the cities of Bikaner and Jaiselmer I set a personal heat record: 50°C.
However there are also advantages in the south of Punjab: they have a whole lot of mangos!
It is the time of the year when I would like to slow the sunset down or even stop it at a certain point when the air gets fresh and sunlight casts a honey-coloured light. Talking about sweet things: a month from now the mango season will be on. It appears to be the fifth season here in Pakistan. My friend and driver, Asif, opened his eyes widely when I asked him for the start of the mango season. The glow in his eyes reminded me of a child waking up on Christmas Day (or Eid Ul Fitr in this part of the world).
A further change is about to take place. I will be deployed to one of the filed locations. This time however I won’t be going to the summer resort of the Swat valley but rather to the other side into the desert of Punjab. The town is called Rahim Yar Khan and was, according to some rumours I have heard lately when talking about the place, the hottest place on earth some years ago. I researched the internet but I couldn’t find information proving this rumour. Anyway, the image that is created by this talk gives a pretty good idea of what the summer will be like down there in the proximity of the Thar desert. I have been to this desert five years ago when I was travelling India. Between the cities of Bikaner and Jaiselmer I set a personal heat record: 50°C.
However there are also advantages in the south of Punjab: they have a whole lot of mangos!
Sonntag, 30. Januar 2011
Swat
Als ich euch Anfang Dezember eröffnete, dass ich in Pakistan sei, hatte ich mich getäuscht. Freilich nicht aus einer bösen Absicht heraus. Ich wusste es nicht besser. Ich bin in Islamabad, der Hauptstadt von Pakistan. Dennoch – in Pakistan ist man hier noch nicht wirklich. Ihr erinnert euch vielleicht noch an meinen alten Freund Benny, der vor vielen Jahren in diesem Land war. Ich kann ihm jetzt aus tiefstem Herzen nachempfinden.
Grund für diese Einsicht, diesen Sinneswandel, ist eine Woche im Swat-Tal. Ich hatte die Gelegenheit auf einem Arbeitstrip nach Norden zu reisen und damit zum ersten Mal seit Ankunft in Pakistan, Islamabad zu verlassen. Die Landschaft veränderte sich als wir uns im Auto fortbewegten: vom Beton der Häuser meiner Nachbarschaft, zu grün-braunen Feldern, die Ziegelsteinbauten einrahmten. Die Morgensonne malte den Sandstein des nun an Höhe gewinnenden Landes in einem satten gelb vor den blauen Hintergrund des wolkenlosen Himmels. Das Auto schob mich durch kleine Städte, deren Hauptstrassen hoffnungslos verstopft waren, mitten in einem Verkehr, der seinen eigenen bizarren Regeln folgte. Wieder einmal wurde mir deutlich vor Augen geführt, wie Verkehrsregeln doch nichts weiter als Empfehlungen sind für diejenigen, die in den Strassen dieser Städte wie in urbanen Blutbahnen fließen.
Der Aufstieg zum Malakand-Pass ist mit Orangenhändlern gesäumt, die zwischen November und Mai die Ernten in großen Netzen anbieten. Zum Verzehr werden die Früchte aber nicht geschält, sondern geviertelt und dann ausgesaugt. Auf diese Weise sind drei Orangen schneller verzehrt als eine geschält. Die Schalen arbeiten sich den Abhang hinunter und würden sicher schon eine durchgehende Strasse bieten, würde es sich nicht um organischen Abfall handeln.
Die Kulisse im Swat ist die hoher Berge – welche im Vergleich zu dem was weiter nördlich an Gesteinsgewölben zu finden ist, eher gemäßigt daherkommen. Schließlich ist das Karakorumgebirge ein Ausläufer des Himalaya und beherbergt den zweithöchsten Berg der Welt, den Lambha Pahar besser bekannt als K2.
Diese wunderschöne Landschaft war als eine der ersten Gebiete von den Fluten der Monsunregenfälle betroffen: Terrassenfelder, Straßen, ganze Häuser und Brücken wurden weggespült unter der Wucht der Wassermassen, die von den Hängen der Berge herabstützen und den Fluss in der Talsohle zu einer wilden Furie werden ließen.
Heute ist der Fluss wieder klein und lebensspendend, der Wiederaufbau der Schäden allerdings wird noch lange andauern. Das Swat-Tal genießt durch seine Höhenlage das Klima eines Sommerressorts im sommerlichen Pakistan. Swat, so wird mir von den einhiemischen Kollegen mehrfach stolz erzählt, gehört erst seit 1969 zu Pakistan und war bis dato ein eigenständiges Land samt königlicher Familie, die für die Bildung und Ernährung der Bevölkerung Sorge trugen, so die Kollegen. Zwischen 2006 und 2008 verschlug es Extremisten, die Taliban, in diese üppige Landschaft. Laut dem Autor Ahmed Rashid fiel die Wahl der Extremisten auf Swat, da sie hier vor den US-amerikanischen Drohnenangriffen geschützt waren, die den Hindukusch zunehmend zu einem heißen Pflaster für sie machten.
Die Menschen im Norden sind zum größten Teil Paschtunen. Die Gastfreundschaft bei diesen Menschen ist geradezu sprichwörtlich. Ein Paschtune sieht es als eine Beleidigung an, wenn er den Gast, der zum ersten Mal diese Gegend bereist, in seiner Gegenwart für irgendetwas selbst bezahlt. Es ist also im Allgemeinen schwer sein Geld hier unter die Leute zu bringen, wenn man mit Einheimischen zusammen ist. Als Gast wird man hier rundum versorgt.
Ich bin hier im Norden auf Menschen gestoßen, die sehr herzlich und gleichzeitig sehr bedacht auftreten und die ihrem Gast alles anbieten, was sie haben. Diesen Umgang, diese Geisteshaltung würde ich gerne von ihnen übernehmen. Denn meiner Meinung nach geht es im Leben sehr oft darum, andere glücklich zu machen.
Grund für diese Einsicht, diesen Sinneswandel, ist eine Woche im Swat-Tal. Ich hatte die Gelegenheit auf einem Arbeitstrip nach Norden zu reisen und damit zum ersten Mal seit Ankunft in Pakistan, Islamabad zu verlassen. Die Landschaft veränderte sich als wir uns im Auto fortbewegten: vom Beton der Häuser meiner Nachbarschaft, zu grün-braunen Feldern, die Ziegelsteinbauten einrahmten. Die Morgensonne malte den Sandstein des nun an Höhe gewinnenden Landes in einem satten gelb vor den blauen Hintergrund des wolkenlosen Himmels. Das Auto schob mich durch kleine Städte, deren Hauptstrassen hoffnungslos verstopft waren, mitten in einem Verkehr, der seinen eigenen bizarren Regeln folgte. Wieder einmal wurde mir deutlich vor Augen geführt, wie Verkehrsregeln doch nichts weiter als Empfehlungen sind für diejenigen, die in den Strassen dieser Städte wie in urbanen Blutbahnen fließen.
Der Aufstieg zum Malakand-Pass ist mit Orangenhändlern gesäumt, die zwischen November und Mai die Ernten in großen Netzen anbieten. Zum Verzehr werden die Früchte aber nicht geschält, sondern geviertelt und dann ausgesaugt. Auf diese Weise sind drei Orangen schneller verzehrt als eine geschält. Die Schalen arbeiten sich den Abhang hinunter und würden sicher schon eine durchgehende Strasse bieten, würde es sich nicht um organischen Abfall handeln.
Die Kulisse im Swat ist die hoher Berge – welche im Vergleich zu dem was weiter nördlich an Gesteinsgewölben zu finden ist, eher gemäßigt daherkommen. Schließlich ist das Karakorumgebirge ein Ausläufer des Himalaya und beherbergt den zweithöchsten Berg der Welt, den Lambha Pahar besser bekannt als K2.
Diese wunderschöne Landschaft war als eine der ersten Gebiete von den Fluten der Monsunregenfälle betroffen: Terrassenfelder, Straßen, ganze Häuser und Brücken wurden weggespült unter der Wucht der Wassermassen, die von den Hängen der Berge herabstützen und den Fluss in der Talsohle zu einer wilden Furie werden ließen.
Heute ist der Fluss wieder klein und lebensspendend, der Wiederaufbau der Schäden allerdings wird noch lange andauern. Das Swat-Tal genießt durch seine Höhenlage das Klima eines Sommerressorts im sommerlichen Pakistan. Swat, so wird mir von den einhiemischen Kollegen mehrfach stolz erzählt, gehört erst seit 1969 zu Pakistan und war bis dato ein eigenständiges Land samt königlicher Familie, die für die Bildung und Ernährung der Bevölkerung Sorge trugen, so die Kollegen. Zwischen 2006 und 2008 verschlug es Extremisten, die Taliban, in diese üppige Landschaft. Laut dem Autor Ahmed Rashid fiel die Wahl der Extremisten auf Swat, da sie hier vor den US-amerikanischen Drohnenangriffen geschützt waren, die den Hindukusch zunehmend zu einem heißen Pflaster für sie machten.
Die Menschen im Norden sind zum größten Teil Paschtunen. Die Gastfreundschaft bei diesen Menschen ist geradezu sprichwörtlich. Ein Paschtune sieht es als eine Beleidigung an, wenn er den Gast, der zum ersten Mal diese Gegend bereist, in seiner Gegenwart für irgendetwas selbst bezahlt. Es ist also im Allgemeinen schwer sein Geld hier unter die Leute zu bringen, wenn man mit Einheimischen zusammen ist. Als Gast wird man hier rundum versorgt.
Ich bin hier im Norden auf Menschen gestoßen, die sehr herzlich und gleichzeitig sehr bedacht auftreten und die ihrem Gast alles anbieten, was sie haben. Diesen Umgang, diese Geisteshaltung würde ich gerne von ihnen übernehmen. Denn meiner Meinung nach geht es im Leben sehr oft darum, andere glücklich zu machen.
Swat
When I told you in early December that I was in Pakistan, I was wrong. I was not meant to lie to you I simply didn’t know any better. I am in Islamabad, the capital of Pakistan, that is right but Pakistan as such is still very different from this place. You may remember that old friend of mine, Benny, who has been travelling Pakistan many years ago. I can finally share his perception of Pakistan from the depth of my heart.
The reason for this change of mind is due to a trip I did to the north. I spent a week in Mardan to see and support our field office there. That was the very first time I could leave Islamabad since my arrival. I observed the change in landscape as we drove. At first the concrete-coloured buildings of my neighbourhood got vanished and I could see a dry brownish colouring from the fields we passed. I noticed a thin layer of green on top of the fields – an announcement that spring is near. The early morning light painted the sandstone hills in a wonderful yellow that competed very hard with the clear blue of the cloudless sky. The car pushed on through villages hopelessly stuck in traffic jams. Waiting for us to get through I witnessed how the movement of cars, bikes, bicycles, carriages and pedestrians was achieved. Traffic rules as I know them from my country were turned into mere suggestions, loose guide lines one could stick to or (better) leave it up to the common sense and the empiric experience how to get along.
The climb up to the Malakand pass is doted with orange sellers who are in high season between November and May. If you stop by the road to get a taste you will get an orange cut into quarters – they don’t peel them like we use to do it back home. That way you can devour three oranges faster than you could peel one. The paring of hundreds of oranges are steadily working their way down the slop of the pass. They would surely have merged into a little orange road if the trash wasn’t biodegradable.
The setting in Swat is of high mountains that however are only foothills of the real big mountains further up north. Swat valley is part of the Karakorum mountain range, which is part of the Himalaya. In the Karakorum you find the second highest peak in the world. The Lambha Pahar better known as K2.
The wonderful landscape was one of the first to get hit by the floods. Terrasse fields, streets, houses and bridges got washed away by the impact of the flash floods. The water came down the hills, merged in the river and made it swell up in no time.
Today the river is back in its bed and it is again a source of live for the peasants and their livestock. However the reconstruction will still take a while. Thanks to the altitude Swat is a summer resort with a favourable climate in the hot Pakistani summer. Swat was not always a part of Pakistan. Up to 1969 this land was still independent. It was a kingdom in which education and nutrition of the people enjoyed a high standard, so my colleagues said. Between 2006 and 2008 a very different reign was established by the Taliban. According to the author Ahmed Rashid the extremists came to Swat in order to escape from the drone attacks in the Afghan-Pakistan border region.
The people in this northern region are mostly Pashtunes. Their hospitality is unbelievable. They say that it is considered an offence if someone comes for the first time to Swat and tries to pay for anything himself. Hence follows that it was kind of hard for me to actually spend money.
I found very decent and cordial people here in the north, who offer all they have to their visitors. I will try to develop a similar kind of hospitality myself. Because to my understanding, a lot in live is about making other people happy.
The reason for this change of mind is due to a trip I did to the north. I spent a week in Mardan to see and support our field office there. That was the very first time I could leave Islamabad since my arrival. I observed the change in landscape as we drove. At first the concrete-coloured buildings of my neighbourhood got vanished and I could see a dry brownish colouring from the fields we passed. I noticed a thin layer of green on top of the fields – an announcement that spring is near. The early morning light painted the sandstone hills in a wonderful yellow that competed very hard with the clear blue of the cloudless sky. The car pushed on through villages hopelessly stuck in traffic jams. Waiting for us to get through I witnessed how the movement of cars, bikes, bicycles, carriages and pedestrians was achieved. Traffic rules as I know them from my country were turned into mere suggestions, loose guide lines one could stick to or (better) leave it up to the common sense and the empiric experience how to get along.
The climb up to the Malakand pass is doted with orange sellers who are in high season between November and May. If you stop by the road to get a taste you will get an orange cut into quarters – they don’t peel them like we use to do it back home. That way you can devour three oranges faster than you could peel one. The paring of hundreds of oranges are steadily working their way down the slop of the pass. They would surely have merged into a little orange road if the trash wasn’t biodegradable.
The setting in Swat is of high mountains that however are only foothills of the real big mountains further up north. Swat valley is part of the Karakorum mountain range, which is part of the Himalaya. In the Karakorum you find the second highest peak in the world. The Lambha Pahar better known as K2.
The wonderful landscape was one of the first to get hit by the floods. Terrasse fields, streets, houses and bridges got washed away by the impact of the flash floods. The water came down the hills, merged in the river and made it swell up in no time.
Today the river is back in its bed and it is again a source of live for the peasants and their livestock. However the reconstruction will still take a while. Thanks to the altitude Swat is a summer resort with a favourable climate in the hot Pakistani summer. Swat was not always a part of Pakistan. Up to 1969 this land was still independent. It was a kingdom in which education and nutrition of the people enjoyed a high standard, so my colleagues said. Between 2006 and 2008 a very different reign was established by the Taliban. According to the author Ahmed Rashid the extremists came to Swat in order to escape from the drone attacks in the Afghan-Pakistan border region.
The people in this northern region are mostly Pashtunes. Their hospitality is unbelievable. They say that it is considered an offence if someone comes for the first time to Swat and tries to pay for anything himself. Hence follows that it was kind of hard for me to actually spend money.
I found very decent and cordial people here in the north, who offer all they have to their visitors. I will try to develop a similar kind of hospitality myself. Because to my understanding, a lot in live is about making other people happy.
Swat
Cuando les dije a principios de diciembre que estaba en Pakistán me equivoqué. No ha sido mi intención. Simplemente no lo sabía mejor. Estoy en Islamabad, la capital del Pakistán, eso sí. Pero siendo aquí uno todavía no ha llegado al Pakistán de verdad. Si acordarán de mi amigo Benny quien viajó por esas alturas hace ya años. Hoy día siento lo mismo que él había experimentado. Lo puedo sentir con toda el alma.
El motivo por este cambio en mi punto de vista se debe a un viaje que hice al norte. Me quedé una semanita en el valle de Swat. Gracias al trabajo que la ONG con la que trabajo está haciendo ahí yo me pude ir hasta allá. Fui la primera vez que salí de Islamabad desde que había llegado. Mirando por la ventanilla del coche podía ver cómo el paisaje se cambió: Al inicio el color del hormigón de las casas vecinarias se cambió por un marrón seco de los campos. Estos ya llevaban una ligera película verde que anunciaba la primavera! Después ese color fue replazado por un dorado que originó en la piedra arenisca iluminada por la luz de la mañana. Por encima ví un cielo azul impecable. El coche me paseó por pueblecitos en las que el tránsito se había atascado. Las reglas del tránsito como yo las conozco degradadas a meras recomendaciones. Mirando la última frase de otro ángulo uno podría decir también que la razón humana fue elevada. Aunque esto sería decir mucho en el caos del cruze principal de cada pueblito.
La subida al paso de Malakand está doteada de vendedores de naranjas. Entre el mes de noviembre y mayo es la temporada alta para estos vendedores. Para comer cortan las naranjas en cuartos. Aquí no se las quita la cascara para después comer el fruto entero. Se chupa la naranja en cuartos. De esta forma es más rápido devorar tres frutos que quitar la cascara a sólo una. Las cascaras hubieran ya llegadas hasta todo el fondo de la montaña si no fueron biodegradables.
El paisaje en Swat se compone de montañas altas y un río. Sin embargo estas montañas son nada más que niños en comparación a los que se encuentran más al norte. Las montañas del Karakorum forman parte del Himalaya y contienen el pico el segndo más alto del mundo, el Lambha Pahar, mejor conocido como K2.
El paisaje precioso fue uno de los sitios más afectados por las lluvias del monsun. Los campos en terrazas, las calles, casa y puentes enteras fueron distruidos por el río que con toda el agua se convirtió en avalancha aquática.
Hoy día este río ha vuelto a ser un agua tranquilo y vital para los campesinos del valle. La reconstrucción sin embargo va demorar todavía mucho más. El los meses del verano el Swat es un refugio para los que quieran escapar al calor intenso de Pakistán. Los compañeros del trabajo me cuentan con orgullo que Swat fue una región independiente hasta el 1969 cuando fue incorporado al Pakistán. Hasta entonces ha sido un reino en el que la educación y la nurtición del pueblo estaba prioritaria, segun ellos. Entre el 2006 y el 2008 había otro reino – el de los taliban. Segun el autor Ahmed Rashid los extremistas se escapaban de los ataques por aviónes zánganos que enfrentaban en el Hindukush, la sierra fronteriza de Pakistán y Afghanistan.
La gente aquí en el norte son por la mayor parte Pastunes.La hospitalidad de esta gente es espectacular. Me comentaron que para un Pastún es una ofensa si un invitado intente pagar cualquier tipo de cuenta en su primera visita a Swat. Por conseguiente se me hizo difícil gastar dinero. Me he encontrado gente muy educada y decente que ofrecen todo lo que tienen para el huésped. Me gustaría aprender este rasgo característico de ellos. Porque creo que en la vida mucho se trata de hacer feliz a los otros.
El motivo por este cambio en mi punto de vista se debe a un viaje que hice al norte. Me quedé una semanita en el valle de Swat. Gracias al trabajo que la ONG con la que trabajo está haciendo ahí yo me pude ir hasta allá. Fui la primera vez que salí de Islamabad desde que había llegado. Mirando por la ventanilla del coche podía ver cómo el paisaje se cambió: Al inicio el color del hormigón de las casas vecinarias se cambió por un marrón seco de los campos. Estos ya llevaban una ligera película verde que anunciaba la primavera! Después ese color fue replazado por un dorado que originó en la piedra arenisca iluminada por la luz de la mañana. Por encima ví un cielo azul impecable. El coche me paseó por pueblecitos en las que el tránsito se había atascado. Las reglas del tránsito como yo las conozco degradadas a meras recomendaciones. Mirando la última frase de otro ángulo uno podría decir también que la razón humana fue elevada. Aunque esto sería decir mucho en el caos del cruze principal de cada pueblito.
La subida al paso de Malakand está doteada de vendedores de naranjas. Entre el mes de noviembre y mayo es la temporada alta para estos vendedores. Para comer cortan las naranjas en cuartos. Aquí no se las quita la cascara para después comer el fruto entero. Se chupa la naranja en cuartos. De esta forma es más rápido devorar tres frutos que quitar la cascara a sólo una. Las cascaras hubieran ya llegadas hasta todo el fondo de la montaña si no fueron biodegradables.
El paisaje en Swat se compone de montañas altas y un río. Sin embargo estas montañas son nada más que niños en comparación a los que se encuentran más al norte. Las montañas del Karakorum forman parte del Himalaya y contienen el pico el segndo más alto del mundo, el Lambha Pahar, mejor conocido como K2.
El paisaje precioso fue uno de los sitios más afectados por las lluvias del monsun. Los campos en terrazas, las calles, casa y puentes enteras fueron distruidos por el río que con toda el agua se convirtió en avalancha aquática.
Hoy día este río ha vuelto a ser un agua tranquilo y vital para los campesinos del valle. La reconstrucción sin embargo va demorar todavía mucho más. El los meses del verano el Swat es un refugio para los que quieran escapar al calor intenso de Pakistán. Los compañeros del trabajo me cuentan con orgullo que Swat fue una región independiente hasta el 1969 cuando fue incorporado al Pakistán. Hasta entonces ha sido un reino en el que la educación y la nurtición del pueblo estaba prioritaria, segun ellos. Entre el 2006 y el 2008 había otro reino – el de los taliban. Segun el autor Ahmed Rashid los extremistas se escapaban de los ataques por aviónes zánganos que enfrentaban en el Hindukush, la sierra fronteriza de Pakistán y Afghanistan.
La gente aquí en el norte son por la mayor parte Pastunes.La hospitalidad de esta gente es espectacular. Me comentaron que para un Pastún es una ofensa si un invitado intente pagar cualquier tipo de cuenta en su primera visita a Swat. Por conseguiente se me hizo difícil gastar dinero. Me he encontrado gente muy educada y decente que ofrecen todo lo que tienen para el huésped. Me gustaría aprender este rasgo característico de ellos. Porque creo que en la vida mucho se trata de hacer feliz a los otros.
Sonntag, 2. Januar 2011
01.01.2011
Ein gesundes und glückliches Neues Jahr 2011 !!!
Ich hoffe, ihr hattet alle einen guten Start und seht optimistisch den kommenden 12 Monaten entgegen. Wenn ihr nicht gerade allein und fern der Freunde und Familie das Neue Jahr begehen musstet, dann ist euch der Einstieg ins Jahr 2011 ja schon recht gut gelungen.
Dieses Schicksal hätte mich um ein Haar letzte Nacht ereilt. Seit Weihnachten ist es hier im Teamhaus meiner Organisation recht ruhig geworden. Die Mitbewohner haben entweder Urlaub oder sind am Ende ihres Vertrages angekommen und damit bis auf weiteres raus aus Pakistan. Zurück blieb ich – und der Fernseher.
Ich mochte es als Kind sehr gerne irgendwann mit der ganzen Familie vor dem Fernseher zu sitzen und die letzten Stunden des alten Jahres verstreichen zu sehen bei Jahresrückblicken und Bildern von Städten, die aufgrund ihrer geographischen Lage schon in das neue Jahr gesprungen waren. Auf so einen Abend wie damals als Kind hatte ich mich gestern zähneknirschend eingestellt. Meine letzten verzweifelten Versuche auf den letzten Drücker noch mit irgendwelchen fremden Expats in Kontakt zu treten schienen vergebens. Die Personen, die hinter den Telefonnummern und eMail Adressen standen, die mir ein Kollege in Köln noch hatte zukommen lassen, schienen alle selbst im Urlaub zu sein. Ich war also schon tief ins TV-Geschehen eingetaucht als ich eine Mail bemerkte, die das Potential haben sollte, den Abend doch noch gesellig zu gestalten.
Etwa 90 Minuten später trat ich dann in die bizarre Parallelwelt Islamabads ein: die diplomatische Enklave. Bestehend aus Betonmauern, Schlagbäumen, bewaffneten Wachposten … und jenseits davon Botschaften und ein paar Clubs von und für die Ausländer dieser Enklave. Der Ort hieß Club 21 und war für Pakistanis tabu, sofern sie keine Mitgliedskarte vorweisen konnten. Anders ausgedrückt: wenn sie zur (dünnen) Oberschicht gehörten. Am gestrigen Abend war es ein Ort, an dem eine bunte Mischung von Menschen aus den verschiedensten Teilen der Welt zusammentraf, mit dem festen Vorsatz heute Abend zu feiern. Das Gefühl das mich befiel hatte etwas von Vertrautheit aufgrund des Partycharakters und etwas Surreales, weil dieser Ort so sehr dem widersprach, was ich in den letzten vier Wochen kennen gelernt hatte. Ich musste schmunzeln, weil mich dieser Ort, ohne Vorwarnung, auf einmal umgab.
Zum Feiern gehörte auch Alkohol. Für den 31.12. ist Alkohol für die meisten von uns sicher eine Selbstverständlichkeit, hier in Pakistan ist er ein seltenes Privileg. Alkohol ist ein Kulturgut. Er tut aber nicht jeder Kultur gut. Ich habe ihn gerne wieder probiert (türkisches Bier aus der Dose) aber auch schmunzelnd beobachtet, wie er die Menschen enthemmt und auch der am konservativsten Gekleidete bis Mitternacht zum Ausdruckstänzer wurde. Egal ob zu Bob Marley, House Music oder Reggaeton – in direkter Abfolge gespielt.
Die Veranstaltung wäre in einem anderen Umfeld sicher eher als normal zu bewerten gewesen, war aber für hier und Silvester wohl das Beste, was mir passieren konnte. Denn der schönste Moment an Silvester ist doch der, wenn man Punkt Mitternacht jemanden umarmen, und ihm oder ihr ein Frohes Neues Jahr wünschen kann.
In diesem Sinne noch mal herzlich: EIN FROHES UND GESUNDES NEUES JAHR 2011 !!
Ich hoffe, ihr hattet alle einen guten Start und seht optimistisch den kommenden 12 Monaten entgegen. Wenn ihr nicht gerade allein und fern der Freunde und Familie das Neue Jahr begehen musstet, dann ist euch der Einstieg ins Jahr 2011 ja schon recht gut gelungen.
Dieses Schicksal hätte mich um ein Haar letzte Nacht ereilt. Seit Weihnachten ist es hier im Teamhaus meiner Organisation recht ruhig geworden. Die Mitbewohner haben entweder Urlaub oder sind am Ende ihres Vertrages angekommen und damit bis auf weiteres raus aus Pakistan. Zurück blieb ich – und der Fernseher.
Ich mochte es als Kind sehr gerne irgendwann mit der ganzen Familie vor dem Fernseher zu sitzen und die letzten Stunden des alten Jahres verstreichen zu sehen bei Jahresrückblicken und Bildern von Städten, die aufgrund ihrer geographischen Lage schon in das neue Jahr gesprungen waren. Auf so einen Abend wie damals als Kind hatte ich mich gestern zähneknirschend eingestellt. Meine letzten verzweifelten Versuche auf den letzten Drücker noch mit irgendwelchen fremden Expats in Kontakt zu treten schienen vergebens. Die Personen, die hinter den Telefonnummern und eMail Adressen standen, die mir ein Kollege in Köln noch hatte zukommen lassen, schienen alle selbst im Urlaub zu sein. Ich war also schon tief ins TV-Geschehen eingetaucht als ich eine Mail bemerkte, die das Potential haben sollte, den Abend doch noch gesellig zu gestalten.
Etwa 90 Minuten später trat ich dann in die bizarre Parallelwelt Islamabads ein: die diplomatische Enklave. Bestehend aus Betonmauern, Schlagbäumen, bewaffneten Wachposten … und jenseits davon Botschaften und ein paar Clubs von und für die Ausländer dieser Enklave. Der Ort hieß Club 21 und war für Pakistanis tabu, sofern sie keine Mitgliedskarte vorweisen konnten. Anders ausgedrückt: wenn sie zur (dünnen) Oberschicht gehörten. Am gestrigen Abend war es ein Ort, an dem eine bunte Mischung von Menschen aus den verschiedensten Teilen der Welt zusammentraf, mit dem festen Vorsatz heute Abend zu feiern. Das Gefühl das mich befiel hatte etwas von Vertrautheit aufgrund des Partycharakters und etwas Surreales, weil dieser Ort so sehr dem widersprach, was ich in den letzten vier Wochen kennen gelernt hatte. Ich musste schmunzeln, weil mich dieser Ort, ohne Vorwarnung, auf einmal umgab.
Zum Feiern gehörte auch Alkohol. Für den 31.12. ist Alkohol für die meisten von uns sicher eine Selbstverständlichkeit, hier in Pakistan ist er ein seltenes Privileg. Alkohol ist ein Kulturgut. Er tut aber nicht jeder Kultur gut. Ich habe ihn gerne wieder probiert (türkisches Bier aus der Dose) aber auch schmunzelnd beobachtet, wie er die Menschen enthemmt und auch der am konservativsten Gekleidete bis Mitternacht zum Ausdruckstänzer wurde. Egal ob zu Bob Marley, House Music oder Reggaeton – in direkter Abfolge gespielt.
Die Veranstaltung wäre in einem anderen Umfeld sicher eher als normal zu bewerten gewesen, war aber für hier und Silvester wohl das Beste, was mir passieren konnte. Denn der schönste Moment an Silvester ist doch der, wenn man Punkt Mitternacht jemanden umarmen, und ihm oder ihr ein Frohes Neues Jahr wünschen kann.
In diesem Sinne noch mal herzlich: EIN FROHES UND GESUNDES NEUES JAHR 2011 !!
01.01.2011
Feliz Año Nuevo 2011 !!!
Espero que el nuevo año nuevo haya comenzado bien para cadauno de ustedes y que vean los proximos 12 meses con un cierto optimismo. Siempre que no hayan pasado el pasaje del año solitos y lejos de los amigos y de la familia, pienso que yah an tenido un buen comienzo.
A mi, casi me toca celebrarlo de esta forma! Es que desde hace más de una semana me encuentro practicamente solo en esta casa. Los colegas extranjeros del trabajo, con los que normalmente comparto un piso, se han ido a ver a sus familias y solo volverán dentro de las proximas dos semanas. Los que se quedaron somos yo – y el televisor.
Me acuerdo que de niño me encantó pasar las últimas horas del año junto con la familia mirando la tele. Veíamos programas que recapitularon el año, veíamos otros que emitieron los imágenes de las ciudades mundiales que ya habían pasado al nuevo año, gracias a su ubicación geográfica. Este día 31 de diciembre me había esperado una noche como esas de cuando era niño. No me agradaba nada la idea de pasar la noche vieja solo y delante de la tele. Anticipando este tipo de soledad había intentado contactar gente que ni conocía personalmente. Fueron solo nombres y direcciones de e-mail, que un colega del trabajo de Colonia me dejó, de personas que presunto estaban en Pakistán. Hasta las nueve y media de la noche no tuve respuesta de nadie y ya no me lo esperaba tampoco. Suponía que ellos también estaban de vacaciones. Estaba practicamente sumido en el programa de la tele, cuando me llegó un mensaje de una de las personas desconocidas a las que había mandado el grito de socorro. De repente era de suponer que la noche se iba a convertir en una noche más sociable de lo que hasta ahora parecía.
Unos 90 minutes más tarde entré en el mundo paralelo que existe en esta ciudad, llamado el enclave diplomático. Se compone de murallas de hormigón, de barras, centinelas y demás. Más allá se hallan embajadas y unos bares de estilo club de extranjeros. El sitio se llamó Club 21 y no permitía la entrada para Pakistani que no poseían un carne de socio, mejor dicho: mucho dinero. Esa noche el club 21 era un sitio donde un abanico de nationalidades se unía para celebrar la fiesta. La sensación que sentí era ambiguo. Por un lado la sensación fue bien conocida ya que se trataba de una fiesta de noche vieja. Por el otro lado tuvo algo surreal porque este sitio contradecía tanto a lo que hasta ahora había conocido del Pakistán en los quatro semanas desde que había llegado. El hecho que de repente me encontraba ahí me hizo sonreír.
A cada fiesta pertenece también el alcohol. Sobre todo el día 31.12. el alcohol es un requisito evidente para la mayoría de nosotros. Mientras que en Pakistán es un raro privilegio. El alcohol es parte de muchas culturas, pero no de la cultura paquistana. A mi me gustó saborearlo otra vez (cerveza turca de lata). Pero también me hizo gracia ver como desinhibe a la gente. Hasta el más pijo y vestido de estilo conservador se convirtió en bailador de expresión cuando se aproximó la media noche. No importaba si el DJ tocaba música de Bob Marley, música bacalao o reggaeton (y lo hizo seguido y sin respetar a los diferentes estilos musicales).
En otras circunstancias la fiesta hubiera sido más bien normalita pero para Islamabad y siendo la noche vieja, esa fiesta fue lo mejor que me podía pasar. Porque el mejor momento en noche vieja es el cuando puedes abrazarle a alguien y felicitarle el nuevo año.
Haber dicho esto, les quiero una vez más felicitar decir: FELIZ AñO NUEVO ¡!
Espero que el nuevo año nuevo haya comenzado bien para cadauno de ustedes y que vean los proximos 12 meses con un cierto optimismo. Siempre que no hayan pasado el pasaje del año solitos y lejos de los amigos y de la familia, pienso que yah an tenido un buen comienzo.
A mi, casi me toca celebrarlo de esta forma! Es que desde hace más de una semana me encuentro practicamente solo en esta casa. Los colegas extranjeros del trabajo, con los que normalmente comparto un piso, se han ido a ver a sus familias y solo volverán dentro de las proximas dos semanas. Los que se quedaron somos yo – y el televisor.
Me acuerdo que de niño me encantó pasar las últimas horas del año junto con la familia mirando la tele. Veíamos programas que recapitularon el año, veíamos otros que emitieron los imágenes de las ciudades mundiales que ya habían pasado al nuevo año, gracias a su ubicación geográfica. Este día 31 de diciembre me había esperado una noche como esas de cuando era niño. No me agradaba nada la idea de pasar la noche vieja solo y delante de la tele. Anticipando este tipo de soledad había intentado contactar gente que ni conocía personalmente. Fueron solo nombres y direcciones de e-mail, que un colega del trabajo de Colonia me dejó, de personas que presunto estaban en Pakistán. Hasta las nueve y media de la noche no tuve respuesta de nadie y ya no me lo esperaba tampoco. Suponía que ellos también estaban de vacaciones. Estaba practicamente sumido en el programa de la tele, cuando me llegó un mensaje de una de las personas desconocidas a las que había mandado el grito de socorro. De repente era de suponer que la noche se iba a convertir en una noche más sociable de lo que hasta ahora parecía.
Unos 90 minutes más tarde entré en el mundo paralelo que existe en esta ciudad, llamado el enclave diplomático. Se compone de murallas de hormigón, de barras, centinelas y demás. Más allá se hallan embajadas y unos bares de estilo club de extranjeros. El sitio se llamó Club 21 y no permitía la entrada para Pakistani que no poseían un carne de socio, mejor dicho: mucho dinero. Esa noche el club 21 era un sitio donde un abanico de nationalidades se unía para celebrar la fiesta. La sensación que sentí era ambiguo. Por un lado la sensación fue bien conocida ya que se trataba de una fiesta de noche vieja. Por el otro lado tuvo algo surreal porque este sitio contradecía tanto a lo que hasta ahora había conocido del Pakistán en los quatro semanas desde que había llegado. El hecho que de repente me encontraba ahí me hizo sonreír.
A cada fiesta pertenece también el alcohol. Sobre todo el día 31.12. el alcohol es un requisito evidente para la mayoría de nosotros. Mientras que en Pakistán es un raro privilegio. El alcohol es parte de muchas culturas, pero no de la cultura paquistana. A mi me gustó saborearlo otra vez (cerveza turca de lata). Pero también me hizo gracia ver como desinhibe a la gente. Hasta el más pijo y vestido de estilo conservador se convirtió en bailador de expresión cuando se aproximó la media noche. No importaba si el DJ tocaba música de Bob Marley, música bacalao o reggaeton (y lo hizo seguido y sin respetar a los diferentes estilos musicales).
En otras circunstancias la fiesta hubiera sido más bien normalita pero para Islamabad y siendo la noche vieja, esa fiesta fue lo mejor que me podía pasar. Porque el mejor momento en noche vieja es el cuando puedes abrazarle a alguien y felicitarle el nuevo año.
Haber dicho esto, les quiero una vez más felicitar decir: FELIZ AñO NUEVO ¡!
01.01.2011
Happy New Year 2011 !!
I hope you had a good start into the new year and that you are looking forward and optimistically into the coming 12 months. As long as you didn’t have to celebrate New Years Eve all by yourself and far away from your friends and family, then I think you had a good kick-off 2011.
I almost had to deal with this fate. Since before Christmas colleagues whom I am sharing this teamhouse with have been taken leave days or have concluded their contracts. It got quiet here, so quiet that I am actually the last man standing, if you want. Me and the TV.
I remember as a child I loved to gather with my family in the living-room watching the last hours of the year pass by. We were watching the yearly review and I always loved the images and the idea of other cities on the globe having already leaped over into the New Year. I saw myself confronted with a similar evening although reluctantly, not at all happy like a child. In a moment of upcoming desperation I had even sent emails and sms’ to people I had never even met before. They were addresses a colleague back in Cologne gave to me before I was leaving the headquarter of my organisation. I couldn’t get hold of anybody so I assumed they also had taken leave days and would not be in Islamabad for New Years. I was already half way submerged in the TV program when I once again checked my emails at around 9:30 p.m. I was quite surprised to find a reply email to my inquiries. That email had the potential to turn this evening into something more social.
Some 90 minutes later I entered the bizarre parallel world that exists in Islamabad: the diplomatic enclave. Built up of high concrete walls, toll bars and armed guards. Beyond there are embassies and a few clubs for and from the foreigners that work here. The place we went to is called Club 21 and it is taboo for Pakistani if not they posses a membership card. In other words: if they have money and belong to the (thin) upper class of this country. That New Years Eve it was a location were a mixed variety of people of different cultural backgrounds gathered for the only purpose of partying. The sensation I felt as I entered the place was quite ambiguous. On the one hand it was a very well known sensation, due to the party character of the place. On the other hand I felt weird, almost surreal to be here. This gathering contradicted in so many ways the Islamabad I had experienced for the last 4 weeks. I had to smile because this location seemed to have sneaked up on me. It was just there all of a sudden.
Alcohol is part of the party. Especially on the 31st December it goes without saying for most of us. Here in Pakistan it is rather a privilege. I was not at all desperate for having a beer since I arrived to Pakistan. But that New Years Eve I happily enjoyed it (Turkish beer from the can). And I smilingly enjoyed watching how this substance made people lose their inhibitions. Even the last seemingly conservative turned into a free dancer as we approached midnight. People just danced no matter if the DJ was playing Bob Marley, house music or reaggeton – and he did that with jumping between three genres is only three songs.
I would have rated the party as rather normal under other circumstances, but being in Islamabad and being it New Years Eve, it was the best I could have wished for. Because the best moment on New Year’s to me is when at midnight you can hug somebody and wish him or her a Happy New Year!!
Having said that let me repeat myself: HAPPY NEW YEAR 2011 !!
I hope you had a good start into the new year and that you are looking forward and optimistically into the coming 12 months. As long as you didn’t have to celebrate New Years Eve all by yourself and far away from your friends and family, then I think you had a good kick-off 2011.
I almost had to deal with this fate. Since before Christmas colleagues whom I am sharing this teamhouse with have been taken leave days or have concluded their contracts. It got quiet here, so quiet that I am actually the last man standing, if you want. Me and the TV.
I remember as a child I loved to gather with my family in the living-room watching the last hours of the year pass by. We were watching the yearly review and I always loved the images and the idea of other cities on the globe having already leaped over into the New Year. I saw myself confronted with a similar evening although reluctantly, not at all happy like a child. In a moment of upcoming desperation I had even sent emails and sms’ to people I had never even met before. They were addresses a colleague back in Cologne gave to me before I was leaving the headquarter of my organisation. I couldn’t get hold of anybody so I assumed they also had taken leave days and would not be in Islamabad for New Years. I was already half way submerged in the TV program when I once again checked my emails at around 9:30 p.m. I was quite surprised to find a reply email to my inquiries. That email had the potential to turn this evening into something more social.
Some 90 minutes later I entered the bizarre parallel world that exists in Islamabad: the diplomatic enclave. Built up of high concrete walls, toll bars and armed guards. Beyond there are embassies and a few clubs for and from the foreigners that work here. The place we went to is called Club 21 and it is taboo for Pakistani if not they posses a membership card. In other words: if they have money and belong to the (thin) upper class of this country. That New Years Eve it was a location were a mixed variety of people of different cultural backgrounds gathered for the only purpose of partying. The sensation I felt as I entered the place was quite ambiguous. On the one hand it was a very well known sensation, due to the party character of the place. On the other hand I felt weird, almost surreal to be here. This gathering contradicted in so many ways the Islamabad I had experienced for the last 4 weeks. I had to smile because this location seemed to have sneaked up on me. It was just there all of a sudden.
Alcohol is part of the party. Especially on the 31st December it goes without saying for most of us. Here in Pakistan it is rather a privilege. I was not at all desperate for having a beer since I arrived to Pakistan. But that New Years Eve I happily enjoyed it (Turkish beer from the can). And I smilingly enjoyed watching how this substance made people lose their inhibitions. Even the last seemingly conservative turned into a free dancer as we approached midnight. People just danced no matter if the DJ was playing Bob Marley, house music or reaggeton – and he did that with jumping between three genres is only three songs.
I would have rated the party as rather normal under other circumstances, but being in Islamabad and being it New Years Eve, it was the best I could have wished for. Because the best moment on New Year’s to me is when at midnight you can hug somebody and wish him or her a Happy New Year!!
Having said that let me repeat myself: HAPPY NEW YEAR 2011 !!
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