Sonntag, 26. Juni 2011

En su salsa

Aquí en el sur de Punjab todavía no se conocen el lujo de los supermercados que le ofrecen al cliente todas las frutas y verduras durante todo el año. Aquí a nadie se le ocurrió venderle al cliente fresas en pleno invierno o mangos en la temporada seca traido de otras partes del mundo.Lo que se vende en estos días en las calles de Rahim Yar Khan (RYK) de carrozas de burros es lo que se cosecha ahorita. Normalmente la mercancía viene de los alrededores de RYK o del departamento vecindario Sindh que está climaticamente un poco adelante de Punjab. Para un vegitariano como yo la alimentación se compone estos días de calabaza, pepino, tomates y melón. Además hay una variedad de lentejas y otras legumbres.

En cuanto a la comida tengo que reducir las expectaciones por lo tanto. El paso de Alemania al Paquistán ha sido un paso más o menos pequeño desde un punto de vista alimenticia. Sin embargo el paso de Islamabad al Punjab ha sido bastante más grande. Me doy cuenta sobre todo ahora que estoy de vuelta en Islamabad para unas semanas. Aquí me topó con todo tipo de mercancía. No es que necesite tantísimo. Es más bien por el hecho de tener opciones. Puede parecer que está hablando una persona consumidor, pero no es así. Después de la carencia ahora noto la abundancia. Ya que no me quedaré mucho en la capital aprovecho de esta abundancia. Y lo hago con gusto.

Como he mencionado antes, estoy aquí en Islamabad solo de paso. Disfruto de las cosas que extraño en el sur de Punjab las que no sólo son culinaricas pero también sociales. Quiere decir que disfruto, gozo de poder encontrarme de nuevo con amigos y conocidos y salir de fiesta el fin de semana (que sí que hay fiestas aca). Juego al futbol, echo polvo por días después gracias a unas agujetas de los que sólo juegan muy de vez en cuando y que entonces no se quieren parar por el gusto que da. Deja fuera las condiciones climáticos. No hace falta ni una pelota para sudar como loco. Pero la sensación después del partido, el jugar en un grupo vale la pena.

En cuanto a la marcha del fin de semana tengo que decir que me recuerde el intercambio universitario Erasmus que hice hace años. Cada fin de semana hay un programa (que al fin y al cabo varió poco). Y vayas donde vayas siempre encontrarás la misma gente. Estoy curioso si habrá mucha gente aquí en la comunidad expatriada que hayan hecho un Erasmus en sus años universitarios. Diré que sí, pero esta hipótesis la hay que verificar.

Mirando adelante me desprendo de Islamabad y sus ventajas y enfoco el puesto mio en RYK. La temporada seca todavía esta durando y las temperaturas siguen creciendo. Con sentimientos ambiguos la gente está esperando el Monsun, las lluvias. Ojalá no caiga un deluvio como el año pasado cuando todo se inundó. Las destrucciones del año pasado no están enteramente arregladas todavía, y eso es lo que alimenta los reparos de la gente. A diarios se sobrepasa los cuarenta grados. En donde están las actividades de la ONG hasta los cincuenta grados celsio se han experimentados. El sueño nunca está profunda porque las paredes absorban el calor del día y lo radian durante la noche. En esas circunstancias uno está sin siempre estar: en su salsa.