Sonntag, 30. Januar 2011

Swat

Cuando les dije a principios de diciembre que estaba en Pakistán me equivoqué. No ha sido mi intención. Simplemente no lo sabía mejor. Estoy en Islamabad, la capital del Pakistán, eso sí. Pero siendo aquí uno todavía no ha llegado al Pakistán de verdad. Si acordarán de mi amigo Benny quien viajó por esas alturas hace ya años. Hoy día siento lo mismo que él había experimentado. Lo puedo sentir con toda el alma.
El motivo por este cambio en mi punto de vista se debe a un viaje que hice al norte. Me quedé una semanita en el valle de Swat. Gracias al trabajo que la ONG con la que trabajo está haciendo ahí yo me pude ir hasta allá. Fui la primera vez que salí de Islamabad desde que había llegado. Mirando por la ventanilla del coche podía ver cómo el paisaje se cambió: Al inicio el color del hormigón de las casas vecinarias se cambió por un marrón seco de los campos. Estos ya llevaban una ligera película verde que anunciaba la primavera! Después ese color fue replazado por un dorado que originó en la piedra arenisca iluminada por la luz de la mañana. Por encima ví un cielo azul impecable. El coche me paseó por pueblecitos en las que el tránsito se había atascado. Las reglas del tránsito como yo las conozco degradadas a meras recomendaciones. Mirando la última frase de otro ángulo uno podría decir también que la razón humana fue elevada. Aunque esto sería decir mucho en el caos del cruze principal de cada pueblito.
La subida al paso de Malakand está doteada de vendedores de naranjas. Entre el mes de noviembre y mayo es la temporada alta para estos vendedores. Para comer cortan las naranjas en cuartos. Aquí no se las quita la cascara para después comer el fruto entero. Se chupa la naranja en cuartos. De esta forma es más rápido devorar tres frutos que quitar la cascara a sólo una. Las cascaras hubieran ya llegadas hasta todo el fondo de la montaña si no fueron biodegradables.
El paisaje en Swat se compone de montañas altas y un río. Sin embargo estas montañas son nada más que niños en comparación a los que se encuentran más al norte. Las montañas del Karakorum forman parte del Himalaya y contienen el pico el segndo más alto del mundo, el Lambha Pahar, mejor conocido como K2.

El paisaje precioso fue uno de los sitios más afectados por las lluvias del monsun. Los campos en terrazas, las calles, casa y puentes enteras fueron distruidos por el río que con toda el agua se convirtió en avalancha aquática.
Hoy día este río ha vuelto a ser un agua tranquilo y vital para los campesinos del valle. La reconstrucción sin embargo va demorar todavía mucho más. El los meses del verano el Swat es un refugio para los que quieran escapar al calor intenso de Pakistán. Los compañeros del trabajo me cuentan con orgullo que Swat fue una región independiente hasta el 1969 cuando fue incorporado al Pakistán. Hasta entonces ha sido un reino en el que la educación y la nurtición del pueblo estaba prioritaria, segun ellos. Entre el 2006 y el 2008 había otro reino – el de los taliban. Segun el autor Ahmed Rashid los extremistas se escapaban de los ataques por aviónes zánganos que enfrentaban en el Hindukush, la sierra fronteriza de Pakistán y Afghanistan.

La gente aquí en el norte son por la mayor parte Pastunes.La hospitalidad de esta gente es espectacular. Me comentaron que para un Pastún es una ofensa si un invitado intente pagar cualquier tipo de cuenta en su primera visita a Swat. Por conseguiente se me hizo difícil gastar dinero. Me he encontrado gente muy educada y decente que ofrecen todo lo que tienen para el huésped. Me gustaría aprender este rasgo característico de ellos. Porque creo que en la vida mucho se trata de hacer feliz a los otros.