Montag, 18. Februar 2008

Río te hace olvidar tus problemas

En el caso de que el último blog haya sido un poco melancólico quiero constar que esto se acabó! El motivo es una ciudad llamada Río de Janeiro. Los únicos problemas que puedan ocurrir son monetarios. Alojarse aquí es caro. Por eso me fui de Río, después de Alex se hubiera ido, a la Ilha Grande (la Isla Grande). Siendo la isla una magneto turística, la vida tampoco es regalada aquí. Pero como hay camping se puede vivir más o menos barato. Sobre todo cuando uno cambia la tienda (comprada en rebajas en Santiago) por la cuenta del acampamiento. Ahora la tienda tiene una patria nueva (qué romántico!) y yo cambié 7500 pesos chilenos por 75 reales brasileños (para los que les guste el calculo, por ejemplo mi amigo Sean Kaine, ahora pueden investigar si el cambio fue bien o mal).

Ahora bien. Volvemos a Río. La forma de vida de los cariocas (como se llama la gente de Río) da envidia. Tienen unas playas gigantes en medio de una ciudad llena de vida. Una auténtica locura! Los domingos por ejemplo la calle principal que va a lo largo de la Copacabana se corta. Pero eso no garantiza que uno camine tranquilo por ella. Porque entonces una multitud de personas ocupan no solo la playa sino también la calle de 6 carriles. Bohemia total! Artistas, deportistas y personas que no cuadran en ningún concepto componen el cuadro. Música alta, alcohol y un calor húmedo que te manda refrescar al mar. Pillas unas olas (tabla de surf no hace falta) y estás fresco otra vez y listo para unirte a la multitud.

Esto es, como dije antes, ya la segunda estancia en esta ciudad loca. La primera era todavía con Alex esta vez estoy solo y acabo de regresar de la Ilha Grande.

En la isla esa aproveché el tiempo lo mejor posible. Senderismo, nadar y hacer nuevos amigos. La preparación mental para lo que viene dentro de poco fui flanqueado por nuevos amigos y vecinos del camping. Son ellos una familia carioca con dos niños pequeños por los que fui enseguida el tío Miguel. Una vez mas tío entonces. El sol ardió, sudé y los días se me fueron volando.

La segunda estancia en Río me salió mucho más económica en comparación con la primera, gracias a un nuevo amigo con el que hice senderismo. En casa suya llegué justo a la hora del almuerzo familiar. Diego y su esposa Ana tenían media docena de familiares unidos a la mesa cuando entré por la puerta. Resultó que tuve que participar de entrante hasta el postre. Una maravilla!

Lo previsión: el miércoles empieza el retiro de Vipassana al norte de Rió bien lejos del centro (claro, dentro de la ciudad no hay donde alejarse de la vida pulsante de las calles y dedicarse a la introspectiva) y dentro de 2 semanas cuando se acabe daré señal de vida. Supuestamente con el último blog de este viaje.

Espero que en marzo haya llegado la primavera a Alemania. De toda forma yo lo haré.

En este sentido que les vaya bien! Y hasta la proxima.

MIKE